La última ronda del Campeonato Nacional por Equipos, Liga Premier, tuvo muchos momentos memorables.
Sin embargo, hay uno en particular que yo propondría incluso como el más importante del torneo, no solo desde el punto de vista puramente deportivo, sino que puede ser la base para futuras discusiones técnicas entre entrenadores y los principales jugadores del país.
Sabido es que faltando dos rondas, el equipo New Hope iba cuatro puntos atras del equipo Megasuper. La victoria del primero sobre el segundo en la penúltima ronda con el contundente 3,5 a 0,5 significó que el cierre sería dramático.
El equipo New Hope llegaría a la última ronda buscando el resultado de victoria cuatro a cero, que consiguió, y esperaría a que el equipo Megasuper aflorara un punto de alguna manera contra el CIT.
En un momento determinado, el equipo Megasuper llegó a tres victorias y necesitaba únicamente medio punto para obtener el campeonato. La partida que quedaba jugándose era la de Leonardo Valdés, con blancas, frente a Alfonso Alfaro. Una situación bastante curiosa, porque en una partida, y concretamente en la posición final de ella, confluyeron muchos factores.
A Valdés le quedaban en el reloj más de quince minutos de reflexión, y a Alfaro unos doce. Valdés ofreció tablas, probablemente por orden de Ernesto Alvarado, dueño de la franquicia de su equipo. Alfaro utilizó aproximadamente seis minutos para tomar la decisión final de aceptar las tablas. Como Valdés había ganado un peón, y la posición ya presentaba un alto grado de simplificaciones, se podría suponer que la decisión sería fácil. Pero Alfaro pertenecía a uno de los dos equipos de las franquicias de William Charpentier, por tanto, una eventual victoria podría significar el tricampeonato del otro equipo, New Hope. Mas también estaba en la mente de Alfaro que una derrota lo podría colocar en una posición muy incómoda para mejorar su rating nacional e internacional, lo cual todavía podría darle oportunidad de entrar a disputar eventualmente un puesto en la Selección Nacional. Ese puesto todavía lo está disputando con Sergio Durán y Leonardo Valdés.
Por supuesto, Alfaro se concentró para poder evaluar la situación en el tablero. Cuando terminó, quien esto escribe preguntó el porqué aceptó las tablas. Su respuesta fue que no encontró ninguna variante concreta que le diera ventaja.
Mientras Alfaro meditaba, y todavía no había aceptado las tablas, este servidor se acercó a Bernal González y William Charpentier para decirles que existía alguna esperanza de victoria de Alfaro y que difícilmente podría perder. Antes de poder darle una instrucción al capitán del equipo para que se negara a aceptar tablas, Alfaro tomó su decisión. ¿Fue correcta esa decisión de aceptar tablas?
Este tema, como dije antes, podría ser una invitación a entrenadores y jugadores para meditar acerca de este tipo de situaciones. Considero que la decisión de Alfaro, tal como la tomó, fue correcta. Aunque hace falta algunas pruebas o "test" para poder clasificarlo como jugador calculador-lógico, me parece que su respuesta es bastante característica. No encontró ninguna variante concreta que le brindara una seguridad al menos de no perder si continuaba jugando. Por eso, aunque el capitán del equipo le hubiese dado la instrucción de seguir, no hay ninguna garantía de que encontrara el camino apropiado para continuar.
Probablemente yo, jugador posicional-intuitivo, habría continuado la partida. Tal decisión podría ser correcta desde mi punto de vista, pero tampoco puedo afirmar que en definitiva yo hubiera ganado la partida. Tal vez, encontrándome también en disputa de puntos de parámetros de selección, ese factor me llevara a considerar aceptar las tablas, eso no lo sé. Sin embargo, me llama la atención de que mi evaluación de ventaja (pequeña o grande ya se verá), para las negras era correcta.
La manera de continuar la partida es difícil de encontrar y por eso no puedo hacer ninguna afirmación definitiva acerca de si la decisión de aceptar las tablas o no fuera correcta o no. Me conformo con afirmar que Alfonso Alfaro tomó la decisión correcta en su caso particular.
Hay otras situaciones donde el cálculo concreto conduce con cierta facilidad a evaluaciones definitivas. Otras, en las que la intuición es la protagonista. Pero también es cierto que en ciertas posiciones la evaluación y la decisión por una jugada basándose en la intuición nos pone en el borde del precipicio. Como ejemplo de ello me viene a la mente la partida ya publicada que jugué contra Durán en el Nacional Absoluto. En lugar de llevar al alfil a h7 lo dejé en e4, y pasé por alto el salto del caballo a f5, lo cual debió costarme el punto entero. Cálculo y evaluación posicional, lógica e intuición. Características de los jugadores que son fortalezas y debilidades al mismo tiempo. Nos pueden llevar a decisiones brillantes o miserables.
Presentamos a continuación la partida de Valdés contra Alfaro. En la posición final, le sugiero al lector, que no utilice módulos de análisis, sino que busque establecer su propia evaluación y trate de establecer una continuación para las negras. No puedo decir todavía si la ventaja es muy grande o apenas pequeña. Pero si le puedo asegurar al lector que por lo menos meditará un poco acerca de si es más parecido a Alfaro en su necesidad de buscar variantes concretas o si es más parecido a los intuitivos.